En 2016, Deva (David Barreto) fundó nuestra escuela de acroyoga con una visión clara en mente: mantener viva la esencia de esta hermosa disciplina como una práctica integral, divertida y sanadora. El acroyoga no solo es un arte físico, sino una experiencia que despierta el cuerpo, la mente y el espíritu.

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En nuestra escuela, reconocemos que las secuencias o flows tanto de yoga, de masaje tailandés, como de acroyoga restaurativo y acroyoga dinámico son la base que nos permite explorar nuestros límites y abrir procesos de superación personal. Cada movimiento nos invita a confiar en nuestros compañeros y en nosotros mismos, creando un vínculo único de conexión y empoderamiento.

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Pero más allá de la práctica en sí, entendemos la importancia del valor humano y la inclusión en nuestra comunidad. Creemos que todos, independientemente de su edad, género, nivel de habilidad o experiencia previa, merecen la oportunidad de experimentar los beneficios del acroyoga.

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En nuestra escuela, nos esforzamos por crear un espacio seguro y acogedor donde cada individuo se sienta valorado y respetado. Nuestros instructores altamente capacitados no solo enseñan las técnicas del acroyoga, sino que también cultivan un ambiente de apoyo y colaboración.